Confieso que hasta hace muy poco fui culpable de discriminación laboral. Y no porque contrate a la candidata y no al candidato, o porque escogí a la persona mas parecida a mi racialmente (color blanco oso polar), o porque deje de contratar a una mujer en estado de embarazo.
Discriminaba porque hasta hace muy poco sobre simplificaba lo que exigía de candidatos a cargos considerados de ‘apoyo’ o ‘administrativos’. Estaba convencida que para contratar a la persona que sirve tintos en la empresa, hace el aseo o archiva documentos y contesta teléfonos – tan solo era necesario revisar dos dimensiones de su vida laboral: su experiencia (lo ha hecho antes) y su competencia frente al cargo (lo sabe hacer).
Consideraba suficiente revisar esos dos aspectos porque ¿qué tan difícil puede ser servir tintos, archivar papeles – y contestar teléfonos? Cualquier persona con estudio de bachillerato puede hacerlo.. hasta yo en undécimo año de la escuela trabajando como asistente de un profesor de química archivaba papeles. ¿Además que es lo peor que puede pasar si se contrata a la persona que no hace bien ese trabajo? Pensaba yo que si descubría que la persona no tenia experiencia o competencia, antes que finalizaran los tres meses de prueba, había la opción de conseguir a alguien mas. Problema resuelto.
Y sospecho que no estoy sola – que muchos leyendo este post han sido culpables de llevar acabo entrevistas para este tipo de cargos que duran 15 minutos porque simplemente no buscan saber mas de los candidatos aparte de “¿ha hecho esto antes?” y /o “¿lo sabe hacer?” Si reciben respuestas afirmativas a esas dos preguntas (o versiones similares), proceden a pedir referencias y el certificado judicial. Fin del intercambio – con el tinto y galletitas incluidos.
En cambio para un candidato para un puesto el cual hasta ahora había considerado de mayor impacto en el resultado final de la empresa como lo es ventas – me había tomado el tiempo para desarrollar un cuestionario complejo por medio del cual era posible, como mínimo, averiguar acerca de tres dimensiones del candidato: su experiencia, competencias y actitud. Mas encima procuraba preguntar que tan buenos son frente a adversidades y resolviendo problemas, y que tan visionarios son en sus carreras y comprometidos con el desarrollo de su profesión. Aspectos que nunca antes me preocupe por averiguar de alguien que aplicaba al cargo de “aseador”.
Es decir antes de la experiencia que tuve hace poco no hubiera considerado necesario ni productivo averiguar de la persona que se postulaba para el cargo de “aseador” o “archivador” acerca de su actitud frente a su trabajo. Primero, temía que si buscaba averiguar si a la persona le gusta su trabajo – escucharía algo como “trabajo porque tengo 4 hijos en casa para dar de comer y educar.” Segundo estaba segura que en realidad no impactaría a la empresa si la persona que sirve tintos o la persona que archiva lo hace con mala disposición. Consideraba que lo mas importante era que la oficina estuviera limpia, los documentos en orden – y que yo le había dado la oportunidad de trabajar a alguien que lo necesitaba. Pensaba yo que en esas situaciones, las preguntas sobraban. Entonces ese era el final de la historia – hasta hace muy poco cuando dos personas en la empresa – una que sirve tintos y el otro que archiva – partieron.
Sin lugar a dudas ambas personas hacían su trabajo – pero lo hacían con actitud de desprecio. Con sus caras largas y sus palabras venenosas hacían claro que no les gustaba su trabajo. Que dada la opción – no vendrían a la empresa. En ocasiones separadas tuve la oportunidad de conversar con ambas personas y casi con las mismas palabras respondieron: “trabajo porque tengo hijos en casa..” Si se les pedía un poquito mas – o decían que no – o lo hacían con desgane. Así duraron la buena parte de 12 meses – y fiel a mi teoría antigua, el bienestar financiero de la empresa nunca se vio afectado por su mala disposición. Aun así cuando partieron, algo cambio en la empresa. Al ser reemplazados por dos personas con actitud constructiva y de agradecimiento frente a su trabajo, se respira un aire mucho mas amable – y mas liviano en el corredor de la oficina. Y aunque es difícil medir el impacto financiero de la ausencia de ambos – aseguro que todos nos sentimos mas tranquilos al ir a trabajar – como si ya no cargáramos un bulto emocional ajeno.
Nota mental: Sin excepción – toda persona que trabaja en la misma empresa (o negocio) que uno, es nuestro compañero de trabajo. Su actitud frente al trabajo – y mismo la vida – importa – así no impacte al balance final de la empresa.
No digo lo anterior porque me he unido al coro de John Lennon y ahora fumo de una pipa de la paz y creo que todos vivimos como uno. Piénsalo, en empresas pequeñas y medianas*, de lunes a viernes, se comparte con los empleados una rutina diaria, y se interactúa de una forma u otra con los colegas. En mi experiencia, hay días que veo mas a la persona que sirve tintos y hace el aseo que al Presidente de la empresa.
Como gerentes o empresarios, ser analíticos y mirar mas allá de las aptitudes de cada candidato, demuestra una visión integral del negocio. Eso sin duda requiere liderazgo y una fina atención al detalle – lo cual en el balance final resultara en un negocio mas alegre – y mas productivo. Contratar a la carrera para llenar un hueco en la empresa – puede dejar un hueco mas grande.
Buena semana.
*En Colombia, las PYMES representan aproximadamente el 96% del total de empresas del pais, aportan el 25% al PIB y generan cerca del 63% del empleo. (Fuente: http://www.usergioarboleda.edu.co/pymes/noticia8.htm)