Durante una vida laboral de más de 10 años, he tenido la oportunidad de entrevistar a más de 200 candidatos para diferentes puestos. Aunque gran parte de los candidatos que se han sentado frente a mi han sido diferentes – es decir, de diferentes países, profesiones, géneros y edades – a través de los años he notado que, a pesar de sus diferencias, tienen algo significante en común. La mayoría se comporta como si una entrevista de trabajo fuera un interrogatorio legal, donde el futuro empleador (yo) tiene toda la autoridad.
Me refiero a que un alto porcentaje de candidatos entra como ovejas al matadero, y tiende a expresar, ya sea por medio de su lenguaje verbal o corporal – o ambos – cierto grado de sumisión e inferioridad. Ya sea que su saludo de mano es débil, que su mirada evita hacer contacto prolongado con la mía, o que su postura no expresa orgullo. En mi presencia, la entrevistadora, actúan como si se sintieran intimidados. Siendo que soy una persona petite, que afuera de una entrevista a pocos intimido, he concluido que no soy yo la causa de esa reacción. Es decir, los candidatos se comportarían de la misma forma si yo o un quarterback los entrevistara.
Buscando nivelar la balanza de poder, no estoy aquí para decirle a esos candidatos sumisos (bien saben quien son) que aprieten mas duro la mano al saludar, que miren a los ojos (mirar entre las cejas es lo socialmente aceptado como respetuoso y no romántico) y que se sienten con la espalda recta. Aunque todo eso es importante, es el síntoma, más no la causa de ese comportamiento. El campo de juego se nivelará tan cuanto mas empleados entiendan la causa.
¿Entonces cual es la causa?
La creencia que tiene la gran mayoría de empleados que en la relación de trabajo el empleado es el partido con menos poder. Es decir, la gran mayoría de empleados cree que la relación empleado-empleador no es equitativa – que tiende a favor del empleador.
Para desventaja del empleado, esta creencia crea la ilusión de que los empleados son victimas que deben defenderse del poder del empleador. Esto resulta en un comportamiento reactivo y paranoico – que es lo que precisamente se evidencia en gran parte de las entrevistas. Tristemente esto aleja al empleado del comportamiento responsivo y colaborativo que es necesario en una relación de trabajo sostenible, que crea bienestar – para ambos partidos.
Sin duda existía desigualdad cuando la esclavitud era legal. Y aunque en ciertas partes del mundo aun existe esta práctica despreciable (que a toda costa debemos erradicar), dentro de tu cubículo, el marco legal apoya la igualdad de poder en la relación empleado-empleador.
Bajo esta nueva óptica una entrevista es el comienzo de una sociedad – en la cual un empleado trae a la mesa su tiempo y sus habilidades y un empleador aporta dinero y demás beneficios que ofrece una empresa. Así como en el mundo de los negocios, en busca de un bien común, se forman sociedades entre socios capitalistas y operativos, donde cada partido busca entregar y recibir equitativamente, una relación laboral debe alcanzar un balance sano, entre entregar y recibir. Pero esto es solo posible si ambos partidos se le miden a la tarea – y dejan la paranoia.
Un buen comienzo es parar de ver la entrevista como una amenaza – y empezarla a ver como una oportunidad.
Así como pocos pensarían comprar un carro sin antes manejarlo, es recomendable aprender lo máximo posible acerca de la empresa donde estas considerando ir a trabajar. Sin embargo muchos aceptan un trabajo basándose en lo que leen en la página Web de la empresa. Y ya. ¿Sorprendente verdad?, mas aun cuando una persona pasará mucho mas tiempo en un trabajo que en un carro – aun con el tráfico de hoy día.
Al igual que un empleador aprovecha la entrevista para informarse mas acerca de ti para luego decidir si como empleado beneficiaras a la empresa, la entrevista también debe formar parte importante de tu proceso de investigación y análisis de oportunidades laborales. Así como el entrevistador lee tu hoja de vida para aprender más acerca de ti – y formular preguntas para la entrevista, tú también te beneficiarás leyendo la página Web de la empresa – y luego llenando los vacíos cuando estés frente al entrevistador. Entre otras, aprovecha para averiguar de la compañía, su cultura, proyectos, programas de responsabilidad social, el equipo al que pertenecerás y el estilo de tu jefe futuro.
Otro paso gigante es pensar antes de responder las preguntas que te hace el entrevistador. Suena obvio, lo se. En la práctica he visto candidato tras candidato responder mis preguntas como si fuera obligatorio hacerlo. Aun cuando no han entendido realmente que busco conocer de ellos, de forma automática responden – como si mi pregunta fuera una orden de un superior al cual es un crimen cuestionar.
Ante todo acuérdate que preguntar y ser asertiva no es ser irrespetuosa, en vez demuestra profesionalismo.
Buena semana.
Gracias Oscar Kinski por la foto.