2 minutos* es el promedio que pasa un estudiante de bachillerato tratando de resolver un problema de matemáticas antes de pedir ayuda o rendirse – y posiblemente concluir que la razón por la cual no lo resolvió es porque no es bueno para esa materia.
120 segundos es todo lo que le toma al típico estudiante desarrollar una creencia que impacta de forma negativa una vida entera.
Ese mismo ciclo vicioso lo he visto en el ámbito laboral. Personas que después de tan solo contemplar una idea – cosa que toma segundos (ni siquiera minutos) – concluyen que algo es imposible o que ellos no son lo suficientemente inteligentes o competentes. Otros se enfrentan a un reto una o dos veces – y luego introducen la posibilidad de imposibilidad a sus mentes – muchas veces para siempre.
El reto de convertir ese ciclo vicioso a uno virtuoso – que solo admita soluciones y posibilidades – es que no se conoce cuanto, en promedio, toma encontrar una solución. Todas las personas son diferentes, todos los retos son diferentes. Por tanto una estadística como tal no existe. Lo que si se conoce es que todo reto y todo problema tienen una solución. La encuentran quienes perseveran porque creen que existe. Es decir, no es falta de inteligencia o abundancia de flojera lo que conduce a muchos a rendirse. Es falta de visión. Aquellos que se rinden, seguirían intentando si creyeran que sus esfuerzos van a llevarlos a la respuesta. Usando aquel problema de matemáticas como una analogía del trabajo, si al comenzar ese problema se les informara a los estudiantes que posiblemente les tomará 2 días resolverlo, posiblemente mas estudiantes pasarían más de 2 minutos intentando, antes de rendirse.
¿Suena demasiado sencillo? Lo se.
Por tanto te invito a que te acuerdes de la última vez que extraviaste un set de llaves. Posiblemente no las encontraste el mismo día, ni la misma semana. Pero eventualmente esas llaves aparecieron – o primero llego el cerrajero a resolver el problema. El punto es que la solución apareció – y posiblemente no a los 2 minutos – pero porque seguiste tratando; porque perseveraste, la solución apareció.
Para tu vida laboral eso quiere decir que frente a un reto tu mejor aliado es tu perseverancia y estamina. No tú inteligencia.
La mejor noticia es que desarrollar estamina profesional es cuestión de no darte la opción de fracasar o rendirte. Te ayudará trabajar bajo la creencia de que todo tiene solución y todo es posible. Esa creencia por si sola te dará la motivación que necesitas para seguir experimentando, explorando diferentes opciones, investigando – y para jamás rendirte hasta encontrar la solución.
Así que la próxima vez que te encuentres frente a un reto, pregúntate ¿como? lo resolverás. Por ningún motivo cuestiones si es posible o no resolverlo. Es un hecho que si.
Es precisamente donde crees que no puedes llegar donde debes ir. Por el simple hecho que descubrirás que puedes llegar mas lejos de lo que crees. Posiblemente te tomará más de 120 segundos.
Buena semana.
*Cifra presentada por el profesor de matemáticas de la Universidad de Berkeley (California) Alan Schoenfeld.