Adentro o afuera de la raya


Website-Two-RoadsPor mucho que algunos sostengan que los animales si piensan y sienten emociones – como el que cuenta con certeza que su perro se emociona al verlo llegar a casa o la que asegura que su gata se pone triste cuando ella se ausenta por largos periodos – en comparación a los seres humanos, por diferencias en la fisiología del cerebro, los demás miembros del reino animal primordialmente están guiados por instinto que por su razón y emoción.

Un rápido repaso de la fisiología del cerebro apunta a que este órgano, considerado la torre de control, gestiona su función por medio de tres regiones, cada una considerada un cerebro independiente que trabaja de manera interconectada.   En el cerebro de los demás animales, el cerebro reptiliano tiende a ser el área mas grande y mas desarrollada.  Siendo esta la mas antigua y básica de las tres regiones y responsable por el instinto de sobrevivencia.  Frente a una amenaza, esta región presenta dos opciones, huir o pelear.  Fin de la historia.  En cambio en el cerebro de un ser un humano las otras dos regiones – el sistema límbico y la neocorteza – están considerablemente mas desarrolladas.  El sistema límbico controla emociones – como sentimientos, relaciones, sueños y la habilidad de jugar.  La neocorteza maneja el pensamiento racional, lo cual incluye el uso del lenguaje, la lógica y la habilidad de planear hacia el futuro.  Gracias a que el cerebro humano es mas evolucionado que el de los demás animales, frente a una amenaza, los seres humanos, contamos con la facultad para hacer considerablemente mas que huir o pelear.

Frente a este mayor desarrollo fisiológico – a los seres humanos nos es posible sobrepasar el instinto animal con el uso de razón.  El reto de la condición humana radica en que el instinto antecede al pensamiento racional.  Frente a una situación, la primera región en llegar a la escena es el cerebro reptiliano.  Ese es su trabajo – reaccionar rápidamente (sin pensar) para asegurar la sobrevivencia.  Entonces primero sentimos miedo – o la necesidad de huir o pelear – y luego tenemos la facultad de controlar si la región que se activo primero guía nuestra respuesta – o ejercer control por medio de la neocorteza y responder de manera mas racional, y en ultimas mas estratégica.

Siendo que este ultimo modus operandi requiere mas esfuerzo – pues requiere pensar – para momento a momento sentir la respuesta del instinto, observarla sin actuar,  y proceder a cuestionar para actuar de manera mas racional – es de esperarse que la mayoría de las personas no usa su razón para interrumpir el sentimiento de miedo que guía su vida laboral.  Y que guiados por ese miedo – una vez sienten comodidad se quedan quietos en el mismo lugar.   Esa es la historia de la mayoría de los profesionales – y por eso se les ve cómodamente sentados en sus escritorios, asoleándose en la rutina – día tras día – año tras año, cargando la medalla de la quietud.  Si se hiciera una encuesta la mayoría respondería que “esta bien” y seguramente con una sonrisa añadiría “no hay nada nuevo.”

En la practica, aquellos que no cuestionan su respuesta instintiva frente a retos laborales, son guiados por miedo a perder.  Los que entienden como funciona la naturaleza humana – con sus facultades instintivas y racionales – trascienden a un plano mas elevado y buscan aquello que los emociona, que los apasiona y que llena de significado su vida.

Lo que parece mero palabreo sobre una pantalla – en la practica determina los resultados que obtiene un profesional.  Al emprender su camino evitando situaciones que activen su mecanismo de defensa instintiva, limitan sus opciones.  Al continuar agachando cabeza frente a esa reacción – jamás descubren que aunque la intención del instinto es proteger, su maldición es sobreprotección paralizante.  Aquel dicho que se ha popularizado – ‘haz algo todos los días que te asuste’ – busca precisamente que las personas vivan en carne propia que pasa cuando ignoran su sentimiento de miedo – y actúan aun en su presencia.  Para alguien que le ha puesto el pecho a mas de un miedo – puedo asegurar que contrario a lo que nuestro instinto cauteloso indica, enfrentar miedos libera, llena de energía – y proporciona claridad mental.  Esta suma hace posible continuar enfrentando retos – afuera de la ralla la cual vigila paranoicamente nuestro instinto.

Pausa y piensa: hasta hoy que ha guiado tus decisiones laborales – el miedo a perder o las ganas de ganar?  Atrévete a ser brutalmente honesta al responder – tu respuesta determinará los resultados que obtienes de hoy en adelante.

Buena semana.

Gracias http://imgbuddy.com por la imagen.

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