“Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad…lo que no se hace consciente se manifiesta como destino.”
Carl Jung
La base del trabajo de Silvana como coach radica en el lente a través del cual observa a cada ser humano.
Como coach, Silvana ha adoptado un mirada de crecimiento que le permite ver que lo que una persona siente en determinados momentos de su vida, como rabia, tristeza o miedo, no define quien es. Esto la lleva a creer, primero, que esa persona no nació con estas características. Segundo, que ha aprendido estrategias emocionales – como la rabia, la tristeza y el miedo – para responder a situaciones desde su infancia, buscando afecto y asegurando su supervivencia.
Aunque esas estrategias funcionaron en su momento, es posible que la persona no haya considerado necesario revisarlas o cambiarlas, lo que las ha convertido en su “piloto automático”.
La perspectiva de crecimiento de Silvana le permite ver que la naturaleza “automática” de estas respuestas no implica que sean permanentes o inmutables.
Por lo tanto, tiene la claridad de que si una persona ha aprendido a responder de cierta manera, ella puede acompañarla en el proceso de desaprender esas reacciones y aprender nuevas que faciliten el logro de sus objetivos, convencida de que cada individuo posee el potencial necesario para alcanzarlos.
Eso hace a Silvana una coach, además de preparada y acogedora, muy persistente, ya que confía en el potencial de cada ser humano, incluso cuando ellos mismos no lo ven al comenzar su proceso de coaching.
Silvana cree que el énfasis de un proceso de coaching está en abrir nuevas posibilidades para quienes acompaña, manteniendo una mirada hacia el futuro. Aunque es posible que se revise la infancia de una persona durante el proceso, esto se hace con el objetivo de entender el impacto de los patrones emocionales aprendidos en esa etapa, permitiendo diseñar estrategias que suavicen su influencia.
Con tres décadas de investigación y experiencia en empoderamiento personal, su trayectoria incluye ocupar cargos directivos, fundar y vender una startup, ser la primera mujer en la Junta Directiva de una empresa familiar, y alcanzar la lista de “Los libros más leídos” de la Librería Nacional con su libro ¡DesArreglate! (Penguin Random House, 2014).
Silvana cuenta con más de veinte años de experiencia trabajando en entornos de alta complejidad, incluyendo multinacionales, startups y empresas familiares. Su empatía con los profesionales se basa en su propia vivencia, no en la imaginación.
Además de acompañar a las personas a observar sus mundos explicativos y emocionales, algo que la mayoría de psicólogos y coaches están entrenados para hacer, Silvana invita a explorar cómo se experimenta desde el cuerpo y el movimiento. Esta perspectiva abre posibilidades inesperadas, ya que permite a las personas considerar un aspecto poco conocido y del cual muchos viven desconectados.
La base de la metodología de Silvana radica en su creencia de que en nuestro mundo existe una conversación interna.
Esta conversación está compuesta por distintas voces – o partes – que interactúan entre sí. Estas partes representan las estrategias emocionales que aprendimos – a menudo durante nuestra infancia, para conseguir afecto de nuestros cuidadores. En esencia, estas partes defienden algo muy valioso: nuestra supervivencia.Basándose en esa creencia, Silvana acompaña a las personas a hacer lo que algunos podrían encontran contra intuitivo. No promete “curar» emociones como el miedo o la rabia, ni busca que “superen” su ansiedad o “silencien” su voz de duda, insuficiencia o desconfianza.
En cambio, Silvana acompaña a las personas a acercarse a sus distintas partes internas y a escucharlas, para conocerlas mejor y entender cómo cada una de ellas protege lo que ha llegado a su vida.
Conocer nuestras partes internas nos brinda la oportunidad de integrarlas en nuestra vida.
Según la experiencia de Silvana, la integración de todas nuestras partes – tanto las que consideramos “buenas” como “malas” – es el camino al empoderamiento personal. El otro camino, el de la desintegración, es a menudo elegido sin darse cuenta, al intentar curar, superar, o ignorar ciertas partes. Esto puede llevar a una constante lucha interna que deja a muchos exhaustos y desconectados de su verdadero ser.
Desde un lugar de mayor integridad personal, quienes son acompañados por Silvana logran resultados que nunca imaginaron posibles. Esto ocurre porque, por primera vez, pueden silenciar su batalla interna y acceder a recursos que siempre han estado dentro de ellos, pero que no habían logrado ver. En el silencio que surge en su interior, logran encontrarse a sí mismos, completos y auténticos, reconociendo tanto sus luces como sus sombras.
Los procesos de coaching con Silvana generalmente comprenden entre seis y ocho encuentros, en los cuales combina diversas metodologías para acompañar a las personas a conocer en detalle su conversación interna y, de este modo, abrir nuevas posibilidades en sus vidas.
A lo largo de cada proceso, se asegura de que quienes acompaña realicen los siguientes pasos:
Una consecuencia natural de tomar distancia es reconocer que “no somos de una manera inmutable”, sino que “estamos siendo” de cierta forma. Esta comprensión permite definir hacia dónde queremos evolucionar, estableciendo un objetivo claro y alcanzable para el proceso de coaching.
En esta etapa, Silvana acompaña a las personas a identificar que necesitan aprender para evolucionar desde su situación actual hasta donde desean llegar.
Una vez que se ha definido qué se necesita para evolucionar, es fundamental identificar qué aspectos de su mundo interior pueden obstaculizar (o sabotear) el aprendizaje, y cuáles pueden actuar como aliados.
El propósito principal de acompañar a alguien a conocer sus fuerzas conservadoras y transformadoras es facilitar una negociación interna. Este proceso no busca que alguna parte gane y otra pierda; más bien, se trata de lograr que estas partes trabajen juntas de manera sostenible para cuidar aquello que valoran, lo que a menudo requiere conectar con la auto-compasión.
Al observar sus partes internas desde una perspectiva más amplia, las personas pueden verlas bajo una luz más neutral, dejando de lado la dualidad de “buenas” y “malas”.
Este reconocimiento suele conducir a una integración personal y a un nivel de sabiduría más elevado.
Finalmente, Silvana acompaña a las personas en el diseño de nuevas estrategias, y de microacciones basadas en los aprendizajes y recursos recolectados a lo largo del proceso. Las invita a comprometerse a poner en práctica de manera incremental y recurrente el conocimiento adquirido.