El común de los profesionales, al analizar una oportunidad nueva de trabajo, entre lo primero que considera es ¿cuánto paga el puesto? y ¿será que se hacer el trabajo?
Usualmente, los profesionales se manejan dentro de un margen de acción – que los encasilla en un determinado sueldo. Es decir, el pensamiento de muchos dictamina que si un puesto paga demasiado por encima de lo que actualmente ganan, es porque no saben hacer el trabajo – o porque no serán capaces de cumplir a cabalidad con sus responsabilidades. Y como tal tienden a dejar pasar oportunidades que les dan acceso a una mejor calidad de vida por fuera del trabajo. Cosa que me es difícil presenciar de brazos cruzados.
Para ayudarte a romper tu propio techo de cristal, a continuación te presento unos tips:
- Análisis con pinceladitas. La mayoría de profesionales tiende a analizar oportunidades con una brocha gorda – es decir generalizan acerca de los requerimientos de un puesto y de su falta de habilidades y competencias. Como tal tienden a concluir – de manera catastrófica, lo cual la hace errónea – que no ‘saben hacer’ ese trabajo que paga un mayor sueldo. En vez sugiero para la próxima vez que se te presente una oportunidad de trabajo que paga más de lo que actualmente ganas, que pauses – y la analices en detalle, con un pincel delgadito. Para hacerlo, divide en dos columnas una hoja de papel en blanco – o mismo una hoja de cálculo digital. Al lado izquierdo haz una lista de todas tus competencias y experiencias. ¿Qué sabes hacer y que has hecho? En la columna derecha escribe todo lo que consideras será nuevo para ti en ese puesto. Empieza a revisar ítem por ítem y pregúntate si hay algo en la lista de la izquierda que puedas transferir a la derecha y así podrás cumplir con esa responsabilidad. Luego responde con sinceridad en cuanto tiempo podrías aprender las competencias que has identificado no tener. Días? Semanas? Meses? Años? Si vas a ser honesto, procura serlo a tu ventaja, ya que frente a retos, la gran mayoría tiende a decidir con sus miedos – y no sus ambiciones – cosa que los torna pesimistas. Maneja tu vocecita interior – y no viceversa.
- Los puentes (entre industrias) los creas tú. Una de las habilidades más poderosas que puede tener un profesional en su caja de herramientas es aprender a encontrar el hilo común entre industrias. Si miras bien – y con creatividad – te darás cuenta que la gran mayoría de industrias comparten aspectos en común. Usa esas similitudes como puentes para pasar de una industria a otra. Piénsalo así – la competencia en si, como saber vender o saber contabilidad, es el recipiente. El contenido de ese recipiente es la industria. Entonces si sabes vender o hacer contabilidad, seguramente serás bueno en la industria textilera como en la de alimentos siendo que los mismos principios de venta y de contabilidad aplican en una industria y otra.
- Generalista vs especialista. Siendo esos los dos caminos que tiene un profesional para elegir. Y ninguno de los dos caminos garantiza una vida profesional libre de cambios y de aprendizaje continuo. Tanto el cardiólogo (especialista) como el administrador de empresas (generalista), para mantener su vigencia profesional, deberá adaptarse a cambios y comprometerse al aprendizaje continuo. De lo contrario en ambos caminos se arriesga quedar obsoleto a nivel profesional. Entonces considera un reto profesional – como una oportunidad para mejorar, no como un atentado en contra de tu estabilidad.
- El orden de las preguntas es más importante que las mismas. Sin duda que la calidad de las preguntas que haces determina la calidad de las respuestas que encuentras. Aun más importante es el orden en que haces esas buenas preguntas. Si preguntas primero ¿cómo cumpliré con los requerimientos de este trabajo que me ofrece un mejor sueldo? te estarás exponiendo a responder con tus miedos – en vez de tus ambiciones. Y como tal arriesgas que la respuesta sea negativa. Para evitar este predicamento, antes de preguntar ¿cómo?, pregunta ¿por qué?. Frente a una oportunidad profesional que ofrezca un mejor sueldo – y que en general sea una oportunidad para mejorar tu calidad de vida – pausa, y en vez de preguntarte de primerazo ¿cómo hare esto? pregúntate ¿por qué me beneficiaré de estirarme un poco, de salirme de mi zona de comodidad, para asumir este nuevo reto? Te garantizo que el sentimiento de incomodidad será opacado rápidamente por todos los beneficios que recibirás.
Buena semana.