(Post inspirado por lo brutal y a la vez maravilloso que se siente empezar a practicar yoga después de una pausa de casi 8 meses)
Después de practicar yoga durante 6 años, dos y tres veces por semana, tuve una pausa de casi 8 meses. Así que confieso que después de mis primeras dos clases, ando con dolor hasta en el pelo. Y siento como si en esos meses que pasaron me encogí, pero más que en mi cuerpo, mi mente también se retrajo a su zona de comodidad.
Y ¿esto que tiene que ver contigo – y mas importante, tu carrera?
Pues que en clase de yoga he notado que los segundos antes de estirarme en una pose mas allá de lo que pienso que es mi limite final, me entra un miedo espantoso. Es como si estirarme unos centímetros más, me mandaría por un abismo infinito.
Sin embargo, estirándome un poco mas allá – a pesar de mi miedo – es como he descubierto que pasa todo lo contrario a caerme por un abismo. En vez he crecido – en mi cuerpo, mente y alma. Y además he descubierto que lo peor que pasa, es que me salgo de la pose y me caigo sin grandes consecuencias. Eso es todo.
Siendo ese el caso, arriesgamos mas (mucho mas) quedándonos quietos – en nuestra zona de comodidad – ya que perdemos la oportunidad de crecer – y de alcanzar nuestro potencial.
Es decir, eso que conoces como tu potencial esta delineado en su mayoría por tus preconcepciones y miedos. En gran parte, definen que tan lejos llegas. Entonces si pones al banquillo esos pensamientos que te asustan, naturalmente iras más allá del potencial que definiste por ti misma. Indudablemente tu área de comodidad crecerá.
Soltar miedos es un proceso que para algunos toma tiempo – otros logran soltarlos tal como soltarían un bloque de hierro caliente.
Entonces la próxima vez que sientas miedo preguntate ¿que es lo peor que me podría pasar? Y dale con confianza – que la mayoría de las veces del suelo no pasarás.