!Click!


love mondays¿Porque unas personas hacen ¡click! con su vida laboral – y disfrutan de su trabajo? ¿Mientras otros hacen ¡plonk! porque no logran hacer tracción – y de lunes a viernes se sienten miserables?

¿Qué saben los que encuentran sentido en su trabajo, y sienten que por medio de sus esfuerzos contribuyen a algo más grande y que realmente su trabajo complementa su vida? ¿Qué saben los que logran encontrar soluciones a problemas y significado en retos?

¿Qué no saben los que les pesan los pies y la cabeza el lunes en la mañana, y en vez consideran el trabajo un mal necesario – que les roba la vida? Y ¿Qué consideran que los problemas son una maldición – y que poco control tienen sobre los resultados que obtienen?

¿Será que los primeros nacieron genéticamente privilegiados – naturalmente recursivos y dotados de optimismo – con ganas de sobre el yunque martillar?

Aunque es tentador pensar que unos son más afortunados que otros de nacimiento – la realidad es otra.

Nadie nació amando el trabajo.  Nadie nació odiándolo. Conciente o inconcientemente, todos aprendimos uno o lo otro – ya sea de nuestros padres, de adultos fuera de nuestro núcleo familiar y en general del run-run a nuestro alrededor.  Ya que aprender es posible gracias a que la gran mayoría de seres humanos contamos con plasticidad cerebral – esa característica de nuestro cerebro que nos permite aprender.  La mejor noticia para aquellos que sienten que el sol solo sale durante el fin de semana, y que el resto de la semana esta bajo una nube gris, es que así como nuestro cerebro naturalmente aprende, también des aprende.  En cierta forma, nuestro cerebro es parecido a la plastilina, que se puede moldear y cambiar de forma

Siendo que tu cerebro es moldeable, el simple hecho que produzca un pensamiento, no lo hace real.  Muchas veces produce ciertos pensamientos porque es a lo que esta acostumbrado – es lo que aprendió.  Inconciente o conscientemente esos son los patrones que se han creado en tu cerebro.  Ese desarrollo de patrones juega a tu ventaja.  Ya que así como en tu cerebro ya existen algunos patrones, que posiblemente no te sirven, también tu cerebro tiene la elasticidad (como la plastilina) para des aprender y volver a crear otros patrones.  Eso quiere decir que es posible que ahora seas una de esas que siente los pies pesados de lunes a viernes – y que en un tiempo aprendas a sentirte ligera de equipaje.

La realidad es que encontrar oportunidades en problemas, significados útiles en retos – y amar el trabajo – son habilidades tal como aprender a leer, que se adquieren y mejoran con el tiempo.  No son rasgos naturales con que algunos nacen y otros no, como el color de los ojos.

El proceso de aprendizaje requiere voluntad e intención.  Empieza cuando reconocemos que algo no anda bien en nuestra vida, que algo podría estar mejor. 

Pista: Es posible amar los lunes.

Y como una amiga dice: “Me encantan los lunes porque quiere decir que tengo toda la semana para hacer todo lo que tengo que hacer.”

Solo si te abres a esa posibilidad, podrás beneficiarte de todo lo que el trabajo contribuye a la vida – que en realidad no hay suficiente campo en este post para enumerar.

Si eso es lo que decides, entiende que el cambio no será tan rápido como prender un suiche.  No pasaras de ¡plonk! (que jartera) – a ¡click! (que emoción) de un día para otro. Definitivamente si sentirás un bienestar generalizado – que posiblemente nunca antes habías sentido.  A medida que lo nutras, ese sentimiento crecerá dentro de ti.

Con el tiempo, hará mas eco en tu vida.

Buena semana.

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