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Lo corto y lo largo del asunto

Lo fácil trae dificultades a largo plazo.

Dice así una de las enseñanzas de la práctica de Yoga. Y apunta a la tendencia de nuevos practicantes  a ‘hacer trampa’ y tomar el camino corto para verse bien durante las poses (o Asanas), en vez de hacerlas de manera correcta – y posiblemente no verse tan bien.

El típico ejemplo es la pose que pide que se estire el  torso sobre las piernas, estando sentado en el piso, con los pies enfrente.  La manera correcta de practicar esta pose es con la espalda baja perfectamente  recta mientras  se estira el torso, buscando, algún día, tocar los pies con la frente.  El camino corto (y si decides tomarlo, no te dejes agarrar haciendo trampa) es estirar el torso sobre las piernas con la espalda baja encorvada.  Aunque al principio esto permite estirarse más – eventualmente, la espalda baja encorvada  quita alcance en comparación a que si se tiene la espalda recta.   Es cuestión de geometría.

Tu costo de oportunidad más alto en apresurar las poses  y ‘hacer trampa’ es que interrumpes  el proceso que toma la unión entre tu mente, tu espíritu y tu cuerpo – siendo esto la real meta de la práctica de Yoga – y no ‘hacer bien las poses’.  Y dicho proceso, el cual toma más de una clase – y posiblemente más de una década, te trae más beneficios que ‘hacer bien las poses’ y ‘verte bien’.

Lo mismo pasa en el ámbito laboral.  Y es especialmente crítico cuando recién emprendemos un nuevo puesto o proyecto.  Aunque predico que las victorias rápidas y aprovechar los ‘low hanging fruit’ al principio de un nuevo puesto o emprendimiento  son importantes porque  nos generan confianza en nuestra capacidad de hacer algo nuevo – y potencialmente desconocido – no se debe hacer a expensas de trabajar deliberadamente con intención y atención,  para sembrar para el futuro.   En el día a día, lo ideal es un trabajo en tándem – entre conseguir la satisfacción (y auto confianza) inmediata y sembrar semillas para el largo plazo.

Aquí te doy unos tips.

  1. Piensa en tus metas más inmediatas –  ¿que alcanzaras en los primeros 90 días de tu nuevo puesto? – y  a la vez proyéctate al primer año en tu trabajo o negocio.  Procura alcanzar metas durante esos 90 días – que alimenten a tus metas más macro.  Es cuestión de vivir el presente con el futuro en mente.
  2. Busca entender los pequeños detalles, como los nombres de tus colegas, y a la vez busca entender el panorama general de la industria. Piensa en las Cinco Fuerzas de Porter.
  3. Apuntale a ganarte la confianza de tus colegas – o socios – demostrándote como una persona amigable, y a la vez enfocada.   Desde el día uno saca a relucir tu manejo de tiempo y organización – y tu inteligencia emocional.  Dos herramientas que no pueden faltar en ningún maletín de trabajo.  Está bien decir, durante las primeras semanas, que no tienes tiempo para tomar un café durante plena jornada de trabajo.   Te aseguro que si el colega o socio que te invita tiene algo que contribuirá a tu progreso, entenderá – y optará por enviarte un correo electrónico con la información.
  4. Déjate sorprender – por colegas o socios que tienden a ser reservados al principio.  Muy probablemente están enfocados en sus propias metas.  Muy seguramente algún día te ofrecerán algo de sustancia.
  5. Está bien que seas un trabajo en proceso – y que los primeros días ‘vistiendo’ tus nuevas responsabilidades te sientas un poco extraña – como que no eres tú plenamente.  Eso es señal de que te has estirado más allá de tu zona de comodidad.  Ten paciencia (y visión) ya que en poco tiempo, quizás 90 días – tu nuevo traje se sentirá como una segunda piel.
  6. Procura entregar resultados y a la vez aprender  –La realidad es que ambos son un requerimiento perpetuo de una vida laboral sana – y exitosa.  Acostúmbrate a tener estas dos bolas en el aire – por siempre.

Buena semana.